Este aspecto es el más valorado, porque todos juntos comparten sus experiencias del día y se fortalece la comunicación. Ya sean desde anécdotas que cuenten los niños, chistes, cuentos, historias, etc. Esto vuelve el entorno de la actividad de comer, muy agradable; por ello, se vuelve grato repetirla y volverla una rutina.

Higiene

Se fomentan mejores hábitos, como el lavado de manos. Tanto para la persona que está cocinando, ya que está manipulando los insumos de la comida; como las personas que van a comer y servirse, porque se deben lavar antes debidamente.

Cooperación

La actividad de comer en familia implica diversos pasos y diversas taras. Por ello, los miembros de la familia pueden dividirse algunas, por ejemplo, alguien cocina, otro puede ayudar a poner la mesa, otro puede servir; finalmente, otro puede lavar los platos, secar, etc.

Alimentación saludable

La persona o personas que se encargan de realizar la comida, pueden seleccionar y elegir alimentos sanos y nutritivos. De esta manera, esta comida se vuelve una fuente nutritiva importante para todos los miembros.

Buenos modales

Cuando todos se unen en una mesa a comer, se evidencian los modales, desde el horario de, ya sea, el desayuno, el almuerzo o la cena, a donde deben llegar puntuales para que todos coman a la vez, hasta la virtud de hablar y escuchar a los demás.

Ahorro de dinero

Más allá del aspecto emocional y social, preparar comida para toda la familia ayuda a ahorrar recursos. Sin embargo, nunca está de más darse algún gusto para compartir con la familia, especialmente comidas de delivery muy demandadas.

Fuente: Marsh.