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La violencia no es solo física

La manipulación, la desvalorización y los insultos son más cotidianos que los golpes. Sin embargo, no reciben la misma cantidad de denuncias, ¿por qué?
La violencia psicológica

el maltrato psicológico

Cuando pensamos en la palabra "maltrato" automáticamente acude a nuestra mente la imagen de un golpe. Sin embargo, la violencia física solo es una manera de violencia, también existe la violencia psicológica.

En casa sobre todo, pero también en el trabajo, en los medios de comunicación y en la sociedad en general se da la violencia psicológica. En muchos casos sin que nos demos cuenta, sin que seamos capaces de apreciar su "sutileza", pero sí sus daños.

¿CÓMO FUNCIONA?

El agresor va tallando poco a poco la mente de la otra persona hasta que la desacredita. La víctima va perdiendo las ganas y el valor de salir a la calle, de frecuentar ciertos sitios, de tener amistades, de ver a los padres o familiares, etc. De esta violencia al mismo tiempo nace la dependencia, la víctima siente que no vale nada y que por lo tanto depende para todo de su pareja.

¿POR QUÉ NO SE DENUNCIA?

Porque muchas veces la persona agredida no se da cuenta de ello. A su vez, la violencia psicológica no se denuncia por miedo. En ocasiones la víctima tiene que regresar a su casa, a convivir con la persona maltratadora por temor a que le pase algo a los hijos o a algún miembro de la familia.

Por último, la falta de compromiso por parte de las autoridades y la falta de legislación en muchos países en relación a la violencia doméstica, tanto física como mental, hacen muy difícil para la víctima denunciar la situación.

¿QUÉ SE PUEDE HACER?

Para que la persona agredida pueda cambiar su situación, una buena opción es tomar contacto con aquellos que han vivido una situación similar. Existen organizaciones y fundaciones que la pueden ayudar. En lo posible alejarse cuanto antes del agresor para que el problema no tenga consecuencias trágicas o irreparables.

Además, la terapia o la charla con personas cercanas puede ser el aliciente que la víctima necesita para salir adelante. Con el apoyo de sus seres queridos y el aprendizaje de lo vivido será más fácil salir adelante. No olvidemos por otro lado que, reforzando la autoestima de las personas a las que queremos, estaremos contribuyendo a que sean más fuerte frente a este tipo de agresión.

Finalmente, buscar ayuda de un profesional especializado nos facilitará comenzar a reconstruir nuestra identidad y autoestima, para reparar todas esas heridas emocionales invisibles que habitan en nuestro interior. Así podremos volver a reencontramos con nosotros mismos.

Fuente: AON


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